La boda de Natasha y Javier
La primera vez que entraron Natasha y Javier al local ya me di cuenta que iba a ser una boda para disfrutar, Natasha, muy tímida, rusa, de esas rusas que recuerdo de un viaje en San Petersburgo, que literalmente se te iban los ojos, y Javier, una persona sonriente y amabilísima. Cuándo se decidieron a que yo contará la historia de su boda me froté las manos.
Ni el viento, ni el frío de ese día impidieron disfrutar de un día inolvidable como fotógrafo de bodas. Como digo siempre, sed muy felices, aquí os dejo un humilde recuerdo.
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